El castigo como acción correctora principal puede acarrear consecuencias negativas que deben evitarse.
Por: Dionisio F. Zaldívar Pérez
Entre los castigos más frecuentes se encuentran:
* El tiempo fuera (sacar o prohibir al sujeto permanecer en el lugar o contexto donde ha exhibido una conducta considerada molesta o inapropiada enviándolo a dormir, etc.)
* El retiro de reforzadores o estímulos positivos (prohibición de ver la TV, de salir a jugar con los amigos, etc.)
* El castigo físico (que por supuesto no tiene nada de educativo).
Las causas más frecuentes por las cuales se castiga a un niño son: desobedecer las órdenes o indicaciones de los adultos; actividad excesiva del niño (hiperactividad) que resulta molesta para los adultos; rebeldía (actitud desafiante ante los padres u otros adultos); mala comunicación padres-hijos; irritabilidad, frustración o malestar de los padres.
Es posible que las causas que explican el uso extendido del castigo estén relacionadas con su aparente eficacia y rapidez para controlar o detener el comportamiento inadecuado o molesto. Sin embargo, sobran los ejemplos de niños que a pesar de haber recibido castigo, incluso físico, por mostrar determinados comportamientos, siguen exhibiéndolo tan pronto se presenta la ocasión.
Diversos estudio han mostrado que los efectos supresores del castigo resultan momentáneos, que este no provoca el desaprendizaje del comportamiento castigado, ni ofrece en su lugar otra alternativa más adecuada por lo que en la primera ocasión se activa nuevamente.
El uso sistemático del castigo como acción correctora principal puede acarrear consecuencias negativas, entre las que podemos señalar: daño a la autoestima del niño, quien llega a desvalorizarse (baja autoestima); aparición de estados de tensión, estrés y agresividad; déficit de atención; pérdida de confianza en los padres; ansiedad o culpa de alguno de los miembros de la familia; y empleo de la mentira como medio de evitar el castigo.
Como pueden observarse, si bien el castigo aparece como una “rápida solución” a los problemas de comportamiento infantil, sus efectos no son permanentes y por lo general provocan más daño que beneficio.
Educar requiere paciencia y poder mostrar al educando las alternativas de comportamientos más efectivos, lo que se logra en primer lugar con el propio ejemplo de los padres, la adecuada comunicación con el niño, la exigencia apropiada, pero siempre con amor, con el uso de argumentos directos y lógicos que inviten al niño a reflexionar sobre las consecuencias de su comportamiento, no solo para él, sino también en las afectaciones que pueden provocar en los demás.
El castigo físico nunca puede considerarse como una acción educativa. Por el contrario, es generador de agresividad y aprendizaje de comportamientos violentos que serán mostrados más allá del contexto familiar, ya que pueden afectar no sólo el comportamiento psicológico del individuo, sino también el social.
Los padres que castigan físicamente a sus hijos están contribuyendo a la reproducción de conductas violentas en el ámbito de la sociedad e inducen al uso de la violencia como forma de ejercer el control sobre otros.
Educar es dialogar, es persuadir, es enseñar con el ejemplo. Agote estos recursos antes de imponerles un castigo sus hijos, estos y la sociedad se lo agradecerán.
(Tomado de la sección Salud del periódico Trabajadores)
Como en el facebook "ME GUSTA" jjeje.
ResponderEliminarbesitos.
El problema de todo esto es que por desgracia la paciencia es lo primero que se agota, ¿alguien sabe donde conseguirla en grandes cantidades?
ResponderEliminarBesos.
:-) Hola seño :-), espero estés pasando unas lindas vacaciones.
ResponderEliminarHola Bego ¿Sabes dónde se encuentra la paciencia?...En el amor...Está llena de sacos llenos de ella, llenísimos...
Como madre sabes que sí que la pierdes, pero no podrás negar, que por el amor que sientes por ellos, son muchísimas las veces en las que no la pierdes.
Y claro, puedes perder la paciencia en un instante, pero un castigo largo (por ejemplo)dura mucho más que ese instante.
Claro, somos humanos y podemos perderla, pero lo que es obvio es que el castigo no produce nada bueno, aunque alguna vez pueda dar buenos resultados...El fondo que queda, en mi opinión, que puedo equivocarme, no es positivo.
Besitos guapetona.
Noemí
Hola Noemí, gracias porque siempre que me escribes, me enseñas cosas que se pero que olvido.
ResponderEliminarAprecio y valoro muchísimo tus palabras.
Un abrazo.