Un día, todos los animales de la selva hicieron una fiesta por el cumpleaños de Gerardo el leopardo y por supuesto no invitaron a Rafa la jirafa, porque le tenían mucho miedo, pero ella se habían enterado por unos pajaritos que iba a ser el cumpleaños, y estuvo preparándole un regalo toda la tarde. Había cogido unas ramas y le había hecho un insecto palo para que jugara.
Al llegar la noche rafa la jirafa iba muy contento a la fiesta, porque pensaba que si le había hecho un regalo a Gerardo el leopardo por su cumpleaños, él y los demás animales de la selva ya no le iban a tener miedo y podría hacer amigos. Pero cuando llegó a la fiesta al verlo todo el mundo se echó a correr, unos se escondieron debajo de la torre, otros detrás de los árboles y los más ágiles como Manolo el mono encima de un árbol.
Rafa la jirafa se sintió muy mal, y se puso a llorar, después de un rato allí, oyó como unos gritos, eran todos los animales de la selva intentando ayudar a Manolo el mono que del susto de ver a Rafa la jirafa había salido corriendo y se había subido a un árbol en el que se había quedado atrapado. Al verlo Rafa la jirafa fue sin dudarlo a ayudarlos, como él era mucho más alto que todos los demás pudo bajarlo del árbol.
Desde ahí todos los animales entendieron que no se podía juzgar a los demás por su aspecto físico sino por como son en el interior. Y todos se hicieron amigos de Rafa la jirafa y ella nunca más tuvo que estar sola.
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